Navegar por el Cubillas como Tom Sawyer en el Misisipi

Comenzó el día con la siempre desagradable noticia del fallecimiento de un amigo de mis padres y la primera imagen que me asaltó fue una de hace muchos años: en la que aparecía disfrazado de mujer junto a otros amigos, tras dar buena cuenta de más de una botella de Fino Quinta. Fue aquél un día de calor junto al río, en el que los niños jugamos a hacer balsas con las que navegar por el Cubillas y emular las aventuras de Tom Sawyer; en el que nos picaron todos los mosquitos de los mares del sur e imaginamos que bebíamos ron de la única cantimplora de la que disponíamos. Más tarde, cuando anochecía, nos sentamos en unas piedras junto a la casa que estos amigos tenían en el campo y los mayores comenzaron a relatar historias de miedo, que en aquella época se centraban en avistamientos de O.V.N.I.S. y seres extraños a nuestro pequeño planeta, a los que sin intención malévola alguna, yo ponía la cara de Jordi Pujol. Recuerdo que los padres desaparecieron un rato y cua...