Cuento de la cigarra

En una tarde de verano, de estas en las que las paredes sudan y las personas nos derretimos, Paco se había quedado al cuidado de su sobrino para que su hermana pudiera acudir a la cita con el médico en compañía de su madre. Le habían dado unas instrucciones muy precisas, pues se trataba de un bebé:” al mediodía la tocaba el biberón”, con una anotación subrayada que decía: “Derrama unas gotas de leche en tu muñeca para comprobar la temperatura”; tras la toma, el niño se suponía que caería rendido en brazos de Morfeo como por arte de magia, pero no sucedió así. Paco, al principio se lo tomó con calma – ya caerá, es cuestión de tiempo- se decía para auto convencerse. Como medida extrema se le ocurrió algo que jamás fallaba, poner en la televisión la retransmisión de una de esas etapas del Tour de Francia en las que los corredores han de recorrer 250 kilómetros de llano, pero el jodido niño hasta parecía interesarse. La desesperación se hacía mayor por el hecho de que el bebé sólo qu...