Balada de luna llena



Balada de luna llena que me impide conciliar el sueño y hace que piense en despedidas.




Suena el aullido lastimero de un cachorro exiliado en el balcón del tercero B para que aprenda a vivir en soledad.

La luna brilla con un azul frío y escucho la lluvia que cae sobre mi tejado con la cadencia de una triste canción. La lluvia, como la tristeza, provoca lágrimas nacidas para hacer limpieza en los espíritus más castigados. Pido el divorcio a un mundo en el que los que pisotean al prójimo para destacar terminan por ser premiados; en el que se valora la apariencia por encima del alma; en el que no hay suficientes camiones de la basura para acarrear hasta el vertedero esta falta de amor que comienza a doler; en el que muere de hambre más gente que nunca mientras nos vanagloriamos de la evolución de nuestra especie; en el que un tonto con descaro vale más que quien se dedica a prepararse para ser mejor.

Bofetadas de desesperanza cuando percibo que quien me quiere no cree en mí y duda de mi valía, provocan que los rayos azules de luz de luna abrasen mis entrañas.

No pretendas vender humo al carbonero.

Recuerda que es mejor tener la boca cerrada a no ser entendido o ser malinterpretado.

Vuelve a aullar el cachorro, que no busca más que un abrazo de consuelo que no encuentra, mientras la luna emite rayos azulados que traspasan su lamento.


Ayer busqué tu abrazo y obtuve frialdad.Duele la luna llena; duele el insomnio; duele la soledad.
El cachorro del tercero b aúlla de pena, incomprensión y soledad.


José Luis López Recio




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