Delirio de estío
Debía
pasar una fase de delirio, provocado por el intenso calor de estos días de estío,
cuando he tenido el siguiente sueño que
transcurría bajo un sol abrasador:
Me
encontraba en el pueblo de Fregenal de la Sierra y caminaba resguardado del
sol, bajo los soportales de su plaza principal, cuando llegó a mí un olor
inconfundible a pata negra a las brasas. Hasta ahí nada extraño.
Caminaba
por el pueblo sin encontrar ni una sombra y bajo un sol que quemaba mi piel y
el olor a carne asada seguía presente; notaba que pasaba algo extraño pero no
acertaba a saber qué era. Me encontré con mi amigo Luis, que caminaba cargado
con un enorme paquete de pañales; nos saludamos y noté que me miraba de un modo
extraño y no hizo alguno de los comentarios jocosos y llenos de ingenio que
acostumbra a compartir.
Un
perro flaco comenzó a seguir mis pasos, al poco se le unió otro y otro además
de tres ratas peludas que asustarían a los perros de no haber estado tan
pendientes de mí o de aquello que me inquietaba y seguía sin conocer.
Ventanas
y puertas cerradas, ocultas con postigos, persianas y cortinas. Un niño que
asoma su pequeña cabeza, se asusta al verme y se oculta en la oscuridad de la
sombra que le ofrece su casa.
Huyo
de algo que desconozco y en la confusión dirijo mis pasos a la plaza de toros,
antigua plaza de armas en la que fueron quemadas muchas personas en autos de fe
inquisitoriales. Me sitúo en el centro y observo lo que me rodea. Perros, ratas
y un loco que camina medio desnudo esperan en la puerta.
No
hay sombra alguna en la plaza...no veo ni la mía. Perros, ratas y el loco
corren a por mí.
El
olor a pata negra a la brasa se ha vuelto más intenso.
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