La leyenda del monarca sabio
Se
cuenta que hace muchos años, en los tiempos en que había vasallos y caballeros
y estos últimos vestían armadura, hubo un reino gobernado por un rey que tenía
fama de ser justo y sabio. Durante años el rey se mantuvo, gracias a su
sabiduría, alejado de guerras; solía decir que el peor de los acuerdos era
preferible a la mejor de las batallas.
Pero
esta historia comienza al poco de comenzar su reinado. Cuando llegó al trono
los nobles le tenían que pagar grandes impuestos y los campesinos, a duras
penas lograban pasar el invierno con lo que ganaban con las cosechas tras pagar
los tributos a sus señores.
Por
aquel entonces, llegó a la corte un señor de ropa extravagante, que vestía
pantuflas y un gran turbante de color dorado. Al ser recibido en audiencia por
el joven rey, el extraño viajero le pidió audiencia privada ante el asombro de
sus consejeros, a lo que el monarca accedió, pues siempre fue muy curioso y por
nada del mundo se habría perdido lo que aquel señor de tierras lejanas le
quería relatar. Al cabo de unos minutos concluyó la audiencia y el monarca
anunció que el extraño pasaría a ser, a partir de aquel instante, su Consejero
personal.
Los
cambios no tardaron en hacerse ver en el reino:
La
primera medida que adoptó consistió en realizar una reunión con los monarcas de
los reinos vecinos y, ante el estupor de estos, proponerles la firma de un
acuerdo que permitiera una paz duradera.
Con
su segunda medida, el joven monarca convenció a la nobleza para realizar un
plan de ajuste en sus tierras a cambio de una reducción drástica de los
impuestos. Redujo el porcentaje de los impuestos que le correspondían por cada
cosecha a la mitad, a cambio de que los nobles invirtieran ese dinero en
realizar una red de canalizaciones del agua para la mejora y el aumento de la
tierra cultivable y más tarde. Como consecuencia de dichas mejoras y a pesar de
que el porcentaje que llegaba al monarca era menor que el que recibía antes,
las cosechas aumentaron de tal manera en cantidad y en calidad de sus
productos, que la suma que recibía a final de cada año multiplicaba la que se
recaudaba con anterioridad a los cambios.
El
aumento de los beneficios le permitió llevar a cabo la tercera medida, que a la
postre, sería decisiva para el bien de todo el reino. Bajo las indicaciones del
extranjero mandó hacer escuelas en las que enseñar a todos los niños del reino
y se crearon bibliotecas que incluían todo el saber de aquellos momentos.
De
ese modo, el rey, con la ayuda del extranjero, logró hacer de su reino el más
próspero de toda la región.
Pasaron
las décadas y el que al principio de la historia era un joven rey, se convirtió
en un anciano monarca preocupado por la continuidad del reino en su lecho de
muerte. De modo que mandó llamar a su heredero:
—Mi
querido hijo, pronto me tocará dejar este mundo y serás tú el encargado de
mantener la prosperidad y el bienestar en el reino. No olvides ser un hombre
justo en tus decisiones y piensa siempre en el bienestar de la mayoría.
—¡Padre!
Yo tengo pensados algunos cambios, gracias a la prosperidad lograda con tu
reinado, tenemos más medios que los monarcas vecinos y podemos aumentar
nuestras fronteras.— Interrumpió el joven príncipe, con el ímpetu y la altivez
propios de la juventud.
—Voy
a contarte algo: hace muchos años, cuando yo era un joven impetuoso recién
llegado al trono, un anciano sabio llegado de tierras muy lejanas se presentó
ante mí, —el monarca hizo una pausa para tomar resuello y continuó con su
relato— nadie hasta ahora ha sabido cuáles fueron sus palabras en el momento en
que nos quedamos a solas. El sabio sacó de un viejo zurrón un espejo y un
girasol. Entonces me dijo: “Tu naturaleza joven y ambiciosa hace que al mirarte
en el espejo veas reflejado el reinado de tu padre y que intentes ser mejor,
pues eres el rey y te encuentras rodeado de cortesanos que hacen que te sientas
centro del mundo, pero mira el girasol: ¿Acaso te mira a ti? Un monarca sabio y
justo es el que se comporta como el girasol: sigue la luz del conocimiento y
del sentido común en las decisiones que toma”.
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