REGALO DE SAN VALENTÍN



Olvida, que me acerqué a ti
en aquella sucia barra de bar,
tan sobada como tu piel
y tan decrépita como tu alma.

Olvida el ron que bebimos,
que,  con una mirada, echaste a tu amiga
poco antes de que bajaran las persianas
de aquel antro inmundo,
para quedarte a solas conmigo.

Olvida que aquella noche,
cuando tiraste la colilla sobre un charco,
apreté tu cuerpo contra el mío
y te dije que me gustabas.

Olvida mi expresión de niño
 al que su padre le ha roto la hucha,
cuando  en mi cama,
descubrí tus piernas entrelazadas
a un cuerpo que no era el mío.

Yo,  olvidé que me sentí como la colilla,
que arrojada al charco
se empapó de toda la inmundicia humana.
Olvidé, que fui el niño,
que dolido se gira
para llorar sobre su almohada.

Quiero recordar tu risa,
tus labios ardientes,
el misterio de tu mirada.
¡Pero me cuesta tanto…!

Quiero recordar, las horas muertas
 que pasamos frente al fuego.
Los abrazos, las caricias y las carcajadas.
¡Es tan complicado!

¡Cupido, Eros, San Valentín!
Sed testigos de mi ofrenda.

¿Mi regalo?
Esta carta de despedida.

¡Déjame soñar! ¡Sé muy feliz!
¡Amarga otras vidas!


FIN



Comentarios

Entradas populares de este blog

Recuerdos de un millón de vidas que viví contigo

Age quod agis