He soñado con una mesa camilla...
Tal vez haya sido por el cansancio acumulado durante la semana; tal vez influyera que ayer tuve un buen día en el plano laboral , ensombrecido por una muy mala noticia que no esperaba; tal vez se debió a la cercana conversación que disfruté con una buena amiga y a las cosas que nos contamos; tal vez puso de su parte el regreso a casa, solo y bajo la lluvia , en el que tuve tiempo de recapitular lo sucedido en las últimas horas: con toda seguridad se debió a la suma de todos esos elementos que, bien mezclados en mi interior, se adentraron en el mundo de lo onírico. La noche pasada me he visto en una casa de pueblo, sentado en un sillón orejero , con las piernas cubiertas por las enaguas que recuerdo en la mesa camilla de la casa de mi abuela. Me sentía feliz, relajado y en paz. En uno de los brazos del sillón tenía la libretilla de notas que suelo usar a diario, sobre la misma un bolígrafo de tinta negra con el que suelo anotar las ideas cuando ya las tengo algo depur