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Mostrando entradas de septiembre, 2015

Hojas que se lleva el Otoño

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Lo conocí en primavera, en aquella época me contagiaba sus ganas de vivir y hacerse fuerte; el tórrido verano logró que sus hojas se agostaran pero se mantuvo firme; en otoño, mientras daba un paseo, escuché crujir algo bajo mis pies, sus hojas habían caído y estaban esparcidas por el suelo. Levanté la cabeza y lo vi desnudo y a la intemperie: si había fortalecido su tronco sobreviviría hasta la próxima primavera. Así es un árbol caduco; así es el amor.

Zona de confort

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La ZONA DE CONFORT  es una cárcel con barrotes de oro, en la que el brillo del metal te impide distinguir los barrotes. Es cuando salimos de la misma, el momento en el que nos percatamos de la existencia de los barrotes que nos hacían tener la ilusión de una vida plena, cuando no eran más que cantos de sirena que nos impedían avanzar. No te engañes a ti mismo, para avanzar como persona hay que dar pasos decisivos y asumir ciertos riesgos: SI CAES, TE LEVANTAS Y SIGUES TU CAMINO. ¡ATRÉVETE A SOÑAR!

Fuente del Avellano

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Ángel Ganivet , escritor considerado como iniciador de la Generación del 98, escogió la Fuente del Avellano como lugar perfecto donde vencer a la abulia, mediante el intercambio de impresiones propio de una tertulia.  Con los sonido de las aguas del río Darro y de las hojas mecidas por el viento; entre la Alhambra y la Abadía del Sacromonte ; en un paraje íntimo que mira al infinito y que invita a salir a nuestros pensamientos más profundos. Así es Granada y así son sus gentes: íntimos hasta lo universal y llenos de magia. Es un paseo que recomiendo a toda persona que se encuentre en Granada. Es tranquilo y tiene unas vistas maravillosas del barrio del Sacromonte, del Albaicín y de la Alhambra. Se encuentra en muy buen estado y durante el paseo, encuentras placas con poemas de diferentes escritores , que te sumergen en el ambiente literario que se respira en Granada .

Sobre el perdón

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El perdón es una cuestión complicada y todos hemos sufrido situaciones en las que hemos deseado ser perdonados y en las que nos ha costado perdonar a quien nos hizo daño. Cierto que hay agravios más graves que otros, pero: ¿merece la pena perdonar? Perdona quien se siente fuerte y libre de complejos; quien aprendió que la vida es corta y no merece la pena limitarla con viejos rencores. El agravio es una piedra que lanzas a un estanque en calma y lo natural es que pasado un tiempo no quede rastro del mismo en la superficie; ese es el momento de perdonar; de no hacerlo se enquistará la relación y llegará un momento en que ninguna de las partes recordarán el agravio; lo único que permanece es el sentimiento de enfado. Y la piedra que quedó en el fondo, hay que dejarla allí, donde no entorpezca nuestra vida. ¡Vive con alegría! Busca la luz en tu día a día y no pongas barreras a tu felicidad. Al perdonar eliminas barreras que te impiden ser libre; derríbalas y deja q